HISTORIAS DE PROVIDENCIA

La reparación nos adelantó los planes

03 de Agosto de 2022

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Ángel Guerrero Robinson es entrenador deportivo y educador físico, supervisor de entrenamiento de voleibol de Providencia, que trabaja con Aerocivil en la preparación física de los bomberos del aeropuerto. Él ha vivido toda la vida en Santa Catalina y su casa fue una de las afectadas por el paso del huracán Iota.

 

Uno nunca está preparado para esa situación, las cosas pasaron de forma muy espontánea, no esperábamos esa magnitud del huracán. Mi casa quedó vacía por dentro, limpia, todo se voló”, cuenta Ángel, quien se refugió junto con su esposa, sus dos hijos y sus primos en la casa de su cuñado, que está ubicada en la parte alta de la isla, luego de que dos árboles cayeran al lado de su vivienda.

 

Ángel nos recibió en su nueva casa ubicada en Santa Catalina
Ángel nos recibió en su nueva casa ubicada en Santa Catalina

 

Al día siguiente, cuando volvimos a la casa después de cruzar sobre árboles caídos y escombros, vimos que el techo que habíamos amarrado se voló por completo, solo quedó la estructura porque la casa es de cemento", explica con emoción. Como la reparación de la casa de Ángel no implicaba grandes cambios, fue una de las primeras que se adelantó en Santa Catalina; primero, con un techo temporal, y luego, con la obra final, realizada utilizando técnicas raizales.

 

Para él, la reparación fue la oportunidad de adelantar los planes que tenía a futuro. “La reparación adelantó un proyecto que ya teníamos, hacerle el cuarto al niño; entonces, con la obra se hicieron los cambios planeados, se cortó un poco la cocina y se extendió la casa hacía atrás”.

 

Este cambio no implicó sobrecostos a los constructores, quienes se guiaron por las solicitudes de los beneficiarios cuando realizaban los arreglos. Por esto, Ángel dice: “en mi caso, arreglaron la casa y me dijeron que no estaban incluidos las puertas de vidrio del baño ni la tapa de la cisterna, así que, cuando terminaron, yo pagué por esos arreglos y por polarizar las ventanas. A mí me pareció justo que me arreglaran lo que pudieran y que nosotros pusiéramos también de nuestra parte”.

 

Él también se sorprendió por la velocidad en la que se efectuó la reconstrucción en Providencia y Santa Catalina. “La reconstrucción se hizo más que rápido, hay países que han sufrido tragedias parecidas y, después de cuatro o cinco años, aún no se ve el cambio; aquí, al año y medio ya se veía el avance”, asegura. Y es que en tragedias como el huracán Katrina en Estados Unidos, los arreglos dependieron, en muchos casos, de las aseguradoras, y las ayudas gubernamentales fueron mínimas.

 

Quedé muy satisfecho con mi casa, las personas que tuvieron que esperar más tiempo por su entrega a veces se ponían bravos cuando uno agradecía; yo les explicaba que si eran casi 2.000 casas no iban a hacerse en un mes, algunos tuvieron que ser primero y otros después, estoy seguro de que en el momento en el que recibieron su vivienda dieron las gracias, si no cada cual tendría que construirla”.