HISTORIAS DE PROVIDENCIA

Esta es una oportunidad para empezar de nuevo

07 de Septiembre de 2022

FacebookTwitter

Antes de que los vientos se llevaran todo, trabajaba allí despulpando fruta, ese era su negocio principal. Por muchos años se dedicó a la pulpa de cangrejo, lo que le dio hasta para pagar los estudios de su hija, pero el medio ambiente cambió, “no muchos respetan la veda y cada vez se ven menos cangrejos en la isla”, explica.

Por esta razón es que, además de ser beneficiaria de la construcción de su vivienda nueva (siguiendo el diseño de su antiguo hogar), también lo fue de Innpulsa, que le entregó un kiosco para su negocio, junto a una despulpadora. “Ya tengo mi casa nueva y quedó divina, además del kiosco para trabajar, ahora solo queda ahorrar para el congelador y volver a sembrar los árboles que se llevó el Iota”, cuenta.

Colile junto su sobrino y nieta
Colile junto su sobrino y nieta

Colile tenía, al lado de su casa, árboles de mango, guanábana, papaya y grosella, además de palmas de coco y plátano, de los cuales sacaba la materia prima para el despulpe, pero todos desaparecieron debido a los vientos. “Ahora también quiero tener árbol de fruta pan, porque se pueden vender los patacones precocidos”, comenta, pensando en la ampliación de su negocio.

Ella hace parte de la Asociación de Mujeres Despulpadoras de Fruta de Providencia, en donde además de procesar y vender la pulpa congelada hacen mermeladas. “Creo que el huracán es una oportunidad para comenzar de nuevo, pero no para ser igual que antes, sino para ser mejor”, dice con una sonrisa, mientras piensa en cómo puede hacer crecer su negocio con las nuevas herramientas adquiridas.

Hoy vive con su hija, su nieta, su hermana y su sobrino, quienes también son beneficiarios de vivienda nueva. Su casa aún no tiene muebles, pero a ella no le interesa comprar, asegura que “no hay que tener muchas cosas para ser feliz, por ejemplo, yo veo que otros tienen dos salas y nunca se sientan en ellas. Creo que el huracán nos dejó la enseñanza de que no necesitamos mucho para sentirnos completos, no quiero volver a tener muchas cosas y que el viento me arrebate todo”.

Colile es un ejemplo de entereza, de emprendimiento de fuerza para seguir adelante, “hay que buscar ser siempre más y mejor”, esa fue una de las enseñanzas que le dejó la vida después de perderlo todo.

Conozca más Historias que mueven.