HISTORIAS DE PROVIDENCIA

El compromiso se siente en cada detalle

02 de Agosto de 2022

FacebookTwitter

Rosa Britton es oriunda de Providencia, en el Caribe colombiano, sus padres son raizales y es la cuarta de seis hermanos. Junto con su familia, siempre ha vivido en el sector de Pueblo Viejo, donde disfruta de las tradiciones y paisajes únicos de la isla. Durante su infancia hizo parte del grupo de danzas y practicaba voleibol, actividades que la motivaron para desarrollarse profesionalmente en el campo deportivo.

 

Estudió Fisioterapia en Bogotá, por cuatro años y medio, pero el amor por su lugar de origen la hizo volver para aplicar sus conocimientos en el área de deportes, y así fue como consiguió un trabajo con la Alcaldía municipal, donde labora actualmente. A sus 44 años tuvo que vivir el suceso más impactante en su vida: no esperaba ver el paisaje que tanto admiraba distorsionado por restos de concreto, árboles caídos, tejas, sillas y colchones sumergidos en el agua salada del mar, que llegaba hasta la zona rural y urbana de Providencia a causa del Iota.

 

En la noche del 15 de noviembre de 2020 alertaban que, sobre las 7:00 p.m., ocurriría una tormenta tropical con brisas y lluvias, pero transcurridas unas horas, a las 11 p.m., los vientos se elevaron convirtiéndose en un huracán.

 

Tras el aviso, Rosa, con sus hijos Grace y Richard, padres y hermanos decidieron trasladarse a la casa de uno de ellos, que tenía paredes de concreto, por lo que parecía el lugar más seguro para refugiar a todos los miembros de la familia, que sumaban 17 personas.

 

La casa fue renovada completamente
La casa fue renovada completamente 

 

A las 3:30 a.m. del 16 de noviembre quedamos totalmente incomunicados, solo escuchábamos los estruendos de las ventanas, que se rompían por los fuertes vientos, y sentíamos cómo se metía el agua del mar en la casa. No solo se estaba quebrando la placa de concreto en la que estábamos mientras pasaba el huracán, sino que además, la naturaleza destruía todo a su paso. En cuestión de horas no hubo rastro de lo que fue nuestra isla”, recuerda Rosa con la voz quebrada, mientras relata las horas más trágicas de su vida.

 

Después de esperar hasta las 5:00 p.m. del día siguiente, las lluvias cesaron y pudieron salir para encontrarse con sus vecinos, quienes tenían una casa completamente en concreto, que había resistido el paso del fenómeno natural. Allí los acogieron mientras habitantes de San Andrés llegaban en lancha y entidades gubernamentales arribaban a Providencia con alimentos, enseres e insumos para atender la emergencia.

 

La casa de Rosa y sus dos hijos quedó destruida en un 98%, por lo que Findeter hizo el desmonte de la estructura, que se dañó interna y externamente, para hacer una reparación completa, lo que incluyó nuevas paredes, ventanas, puertas, techo, cielo raso y pintura.

Estoy completamente agradecida por el arduo trabajo que Findeter realizó para que hoy pueda tener una casa hermosa; sé que lo hicieron con amor y esmero, desde el compromiso por reconstruir y recuperar a Providencia”, expresa Rosa, con los ojos llenos de esperanza al ver una isla que renace y se transforma con resiliencia, fuerza y tenacidad gracias al apoyo del Gobierno Nacional. Por ello, finaliza asegurando que “Providencia quedó más hermosa de lo que estaba antes, y eso que antes también era una isla espectacular”.

 

Lo invitamos a leer más experiencias en la isla en "Historias que mueven".